EL VIERNES: SE CUMPLIÓ LA PREVISIÓN.

El viernes, vino David a hacerme una de esas visitas cortas. Quedé con él a la una de la tarde con la promesa de que sólo sería una hora porque tenía a millones de personas que visitar. La promesa se cumplió y estuvimos una hora charlando de nuestras respectivas vidas y la verdad me pareció extraño que quedara sólo conmigo teniendo demasiados amigos en común, pero luego me enteré que sólo sabíamos que venía Ruben y yo. Me sentí alagada.

De vuelta a casa, me sentía bien porque no había echado toda la tarde y podía estudiar... Pero las previsiones que hice el jueves se cumplieron. Nada más entrar en casa me enteré que tenía una cena a las ocho y bueno pues había que ir.

Cenamos arroz al horno, riquísimo pero una bomba para el estómago, je. Y a eso de las doce salimos de casa de Ana y Marian, Ruth, Conchy y yo decidimos tomarnos una cañita en el O´Neils antes de ir a dormir....

Pero como siempre una cañita se convirtió en dos y, cuando se unieron María y Fani, se convirtió en una copita.

Ya cuando decidimos que era hora de emigrar llamó Luis, también de visita en Salamanca, y al final terminamos yendo con él, Victor, Jesús y un amigo de éste último, del cual no recuerdo el nombre, al Esperpento. Cuando crucé la puerta se encontraron muchos sentimientos: aquel no era mi lugar y el único consuelo era que no estaba allí la persona que me unía a ese garito.

La verdad que el bar me gusta mucho pero me trae bastantes malos recuerdos... Fue pedir una cerveza y ver como me miraba Jesus, el camarero, para recordar porque ya no volvía nunca por allí. La verdad me dió un poco de bajón cuando su expresión me dijo sé quien eres pero ya no tengo por qué ser amable contigo...Fue muy extraño.

Luego fuimos a Kandavia a arreglar un mal entendido que Con había tenido con un colega y terminamos comiendo patatas fritas a las siete en el Quebap de San Justo...

Y como siempre el sábado remordimientos. Menos mal que mis resacas son inexistentes y por la tarde pude hacer algo.